martes, 28 de agosto de 2012

VERY DIFFICULT, VERY DIFFICULT

Una traductora fue contratada para oficiar en un importante evento al que iban a asistir personalidades de distintos países. Era el trabajo de su vida, el trampolín para saltar al estrellato. Justo la semana antes del evento empezó a sentir una pequeña molestia en una de sus muelas, así que decidió consultar a un odontólogo. El profesional le pifió en los datos asentados en la ficha odontológica y, encima, procedió a extraerle la muela sin advertir a la paciente sobre las molestias que iba a causarle la exodoncia. Conclusión: en el evento la traductora fue un diario mojado, porque no se le entendía nada. El odontólogo, la empresa de medicina prepaga y la aseguradora fueron condenados a indemnizar a la traductora.


M. M. N. c/ Swiss Medical S.A. y otros, 22/08/2010.

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