Dos señoras solían juntarse todos
los días en la casa de una de ellas. Se hacían mutua compañía, comentaban los últimos
rumores del barrio y criticaban al verdulero cuando aumentaba el precio de la
radicheta. Las dos eran católicas, muy creyentes, motivo por el cual también rezaban
juntas por las intenciones de ellas. Ambas tenían pasión por el mate, quien era
un compañero habitual en sus juntadas y fiel testigo de sus comentarios. Resultó que un día la dueña de casa esperó y esperó a su amiga pero nunca llegó. No sabía porqué dejó de atenderle el teléfono y le cortó el saludo. Al tiempo, le llegó una notificación de demanda por despido indebido. Fue rechazada, por no haberse podido acreditar que la demandante haya hecho otra cosa que tomar mate y rezar el rosario.
P, M. T. c/ I. de A, M. - Cámara de
Apelaciones en lo Civil, Comercial y Laboral de Gualeguaychú.
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